miércoles, 31 de julio de 2013

BIENESTAR

Dile NO a los refrescos

Son muchos los que tienen como un “mal” hábito incluirlos en su alimentación, incluso, hay quienes los beben para calmar la sed o, peor aún, después de realizar alguna actividad física.
Son sabrosos, no lo voy a negar, y evitarlos es un reto cuesta arriba, pero cuando logras dejar de beberlos, los resultados son totalmente beneficiosos.
Leyendo en Internet encontré que una investigación realizada por la Universidad de Bangor, institución con sede en la ciudad de Bangor en el condado de Gwynedd, en el Norte de Gales, y publicada en el European Journal of Nutrition, demostró que los refrescos alteran el metabolismo, haciendo más difícil poder quemar grasa y perder peso. 
Según el estudio, nuestro metabolismo se vuelve menos eficiente y es menos capaz de hacer frente a subidas tan fuertes de azúcar en la sangre. Muchos creen que además del azúcar, una parte de la culpa de la disminución del metabolismo la tiene el ácido fosfórico, ya que éste, disminuye parte del oxígeno del cuerpo y ralentiza todos los procesos.

Quienes hacen dieta para bajar de peso, deben eliminarlos definitivamente, ni vale beber los que indican que tienen poca o ninguna caloría.
¡Elimínalos!, por tu bienestar en general.

Aquí, algunas razones para dejar de beber refresco y optar por beber agua, té o algún jugo natural de fruta, si es que deseas una bebida dulce, sin sustancias artificiales.

1. Poseen ácido fosfórico, lo que provoca que la correcta absorción del calcio en nuestros huesos se vea disminuida. Esto aumenta el riesgo de descalcificación, ocasionando huesos débiles o la osteoporosis.
2. Estimulan la formación de piedras en los riñones.
3. Incrementan la posibilidad de sufrir caries debido a su elevado contenido de azúcar.
4. Contienen además altas cantidades de compuestos químicos que puede producir gastritis y colitis.
5. Influyen en el aumento de peso y en desarrollar diabetes tipo 2.
6. Contienen cafeína y colorantes artificiales que pueden alterar la función cerebral y el sistema nervioso, provocando hiperactividad, nerviosismo e insomnio.
7. Usan saborizantes artificiales, entre ellos el formaldehido, que es una sustancia carcinógena.
8. Contienen sodio, que en exceso puede ocasionar hipertensión arterial.

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